lunes, 14 de enero de 2008

Un descansito por el amor de Dios

Qué contradictorios somos nosotros los humanos, cuando estamos trabajando no vemos el día cuando lleguen nuestras vacaciones, nos quejamos todos los días de que necesitamos descansar, pero ¿qué sucede cuando debemos guardar reposo o no debemos trabajar por unos días? La primera semana todo bien, todo light, todo es felicidad. La segunda si estamos de viaje, sigue siendo una maravilla, pero cuando ya estamos en casa, porque nuestro presupuesto se agotó o por la razón que sea, comenzamos a impacientarnos y no vemos el día en que volvamos al trabajo. Ya vimos todas las películas que queríamos, leímos los libros que necesitábamos leer y entonces comenzamos a contar los días para regresar porque nos dimos cuenta de que estar en casa no es tan bueno después de todo, que nos molesta hasta aquello que cuando trabajamos extrañamos, en especial cuando no vivimos ya en nuestra casa materna y estamos en ella por esos días de visita. Luego el contador se coloca en cero y nuevamente cuando sabemos que se están acabando los días vuelve la negativa ¿por qué debo trabajar? ¿por qué debo sentir estrés otra vez?

Pero el mensaje es, trabajar nos alimenta el espíritu. Al igual que los estudios nos mantiene ocupada la mente y no es tan malo después de todo cuando tenemos nuestro dinero disponible en nuestra cuenta bancaria a cambio de los servicios prestados.

Sin embargo, son muchos los que piensan, si el trabajo fuese tan bueno, entonces ¿por qué nos pagan por hacerlo? Encuentra tú la respuesta. El trabajo es un mal necesario. No me imagino cómo sería mi vida si sólo fuese ama de casa o si ya no tuviera que trabajar. Bueno, hasta la próxima.

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