martes, 19 de febrero de 2008

Soy combatiente


La frase con que titulo es simplemente porque recordé la letra de Maná "Soy combatiente, sobreviviente, soy...lo que no me mata, me fortaleció" y es alusivo a mi supervivencia (qué exagerada) en el entrenamiento que nos dictó la Reserva Nacional a mí y a todos mis compañeros del trabajo el domingo 17 de febrero.


Desde el 5to año de bachillerato, yo no participaba en un período de campo, en aquel entonces, para aprobar instrucción premilitar. Esta vez además de estar más vieja, tengo la rodilla chueca y por eso no pude disfrutar de todos los ejercicios. Esta vez el nivel de complejidad fue ULTRA.


En bachillerato se trataba sólo de superar obstáculos, pasar alambres de púas arrastrándote por el barro...en esta vez fue súper diferente, la primera cancha fue la de bayoneta, un arma que tiene un cuchillo (como el de Rambo) en la punta y el cuerpo es un fusil común y corriente.


Entonces la meta era correr por encima de varios obstáculos cargando el arma, montando y desmontando el cuchillo para herir al enemigo (sacos con paja) y gritando: aahhhhh...ja ja ja, luego pasabas un charco y seguías corriendo hasta el final acuchillando y golpeando con la culata (parte posterior del arma) al saco trajeado de militar. De este primer contacto quedé muerta, con taquicardias.


La segunda cancha era la de navegación, que no era otra cosa que aprender a utilizar la brújula, partiendo del norte y con una ubicación en grados en función de la cual se determinaban los pasos que debíamos dar en grupos. La prueba comprendía caminar y caminar bajo el inclemente sol, sin perderse, aunque en las últimas instrucciones, salimos al lado contrario, quienes nos guiaron se volvieron locos y zuaz, fuimos a tener a otro lado que no era.


Luego la cancha de cuerdas, sogas por donde tenías que pasar arrastrándote (cual víbora) y caminando con sumo cuidado (como chaplin) para retar al equilibrio. Para mí, cual juego de la Oca, esto fue una "prueba no superada", me dio vértigo y no pude hacer nada, en cambio otros compañeros sí, incluso los gorditos, esto me frustró un poco, sin embargo, seguí adelante.


La próxima cancha fue la de obstáculos, aquí hice casi la mitad. Consistía subir una escalera sostenida por cadenas cuya altura era de 4m, adivinen qué? cuando iba por 3m, me dio vértigo y no pude ni terminar de subir ni pasar al otro extremo como había que hacerlo.


Luego caías en un terreno y salías corriendo en ascenso; seguían cauchos en zig zag; saltar por unos tronquitos también dispuestos en zig zag; subir por otro obstáculo trepando (parecía como por donde saltan los caballos), luego venía una pared con una enorme rampa (3m aprox) por la que debías descender en cuerda; luego unos rieles para hacer equilibrio; luego otra pared (2m); pasar por la escalera horizontal y luego seguir saltando por encima de otros muros. No los hice todos, en especial aquellos que requerían que saltara y mis rodillas soportaran el peso desde una altura considerable.


Luego la prueba de fuego, disparar un fusil de verdad directo al blanco. ¡Cómo pesa! la cargamos, apuntamos y pum, iban cayendo los casquillos a un lado. Fueron 5 disparos, con casco y todo. Es impresionante cómo el fusil te sacude, por eso debes prensarlo con el hombro.


Lo más heavy fue el campo de infiltración, con un fusil de utilería, pero que pesaba como uno verdadero, con el cual debías arrastrarte con un casco que pesaba, por debajo de los alambres de púas, túneles, charcos de barro, soportar las lacrimógenas, Diossss, no recuerdo haberme levantado más de dos veces, casi no caminé, sólo me arrastré.


Much@s de mis compañer@s se asfixiaron con las bombas, el secreto era darles una super palmada para que pudieran respirar y tirarse al piso y respirar casi con el barro, porque el humo se levanta a una cuarta del piso. Dato, se respira por la nariz, no por la boca, como ellos te dicen. Pero la sensación es horrible, estás tan agitado, que no puedes respirar con calma, la bomba te llega a las entrañas, te pican la garganta y los ojos, además había mucho humo de cauchos.


Me sentía GI Jane, aunque nuestra líder, Lissy, era la verdadera heroína. El recorrido duró aproximadamente 10 minutos que parecen interminables. Seguidamente, ¡la victoria! fuimos supervivientes en ese campo de batalla.


De verdad fue un ejemplo de fraternidad, compañerismo y valor. Fueron muchas emociones que confluyeron en un día inolvidable. Eeeeeeeeeeee


Y ASÍ QUEDAMOS, LUEGO COLOCO MÁS FOTOS...est@s son los chic@s de mi grupo de trabajo (Tábata, Lissy, Lorena, Maye, Érika y Lilia, los muchachos: Bruno -el alto- y Luis -el agachado-) los en la Oficina de Relaciones Institucionales de Fondemi




2 comentarios:

superyessicasonica dijo...

linda experiencia.

Alex dijo...

Combatiente siempre e impresionante tu Blogger mujer.
Soy Alexander Castro. Recuerdas?
Castro. Fe y Alegría. Cafetín escolar. Octavo-Noveno grado. Bachillerato. Yo siempre decía que tu eras grande y admirable. Pero antes de seguir voy a leerme todo tu Blogger. Estoy paralizado. Saludos desde siempre. Te escribo luego. Mmmmua