El acceso a los beneficios de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) es considerado entre las metas de los Objetivos de Desarrollo del Milenio de América Latina y el Caribe. En salud, la mayoría de los países de la región han venido implementando, desde hace varios años, una amplia variedad de proyectos de telemedicina, la mayoría de los cuales ha sido de alcance reducido y no integrado a estrategias nacionales tanto de salud pública, como de TIC. No obstante, es posible apreciar algunos avances que comienzan a constituirse en modelos, nacionales o sub-nacionales, caracterizados por focalizar los esfuerzos en la modernización de la gestión de los servicios de salud y de sus procesos asistenciales, así como en la educación a distancia para el perfeccionamiento de los equipos de salud y el desarrollo de la telemedicina.
Si bien es cierto que se reconoce el papel de las TIC como una herramienta capaz de mejorar la calidad de vida de los ciudadanos en América Latina, la implantación de Programas de Telemedicina sustentables se encuentra rezagada respecto a las potencias mundiales.
Llama la atención que en los distintos órganos de integración –Comunidad Andina de Naciones (CAN), Comunidad del Caribe (CARICOM), Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), Mercado Común del Sur (MERCOSUR), Proyecto de Integración y Desarrollo de Mesoamérica, Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), Unión de Naciones Suramericana (UNASUR) y Centro de Estudios Latinoamericanos y del Caribe (CELAC)-, el tema de las TIC en salud no está entre las prioridades. Esta situación ha sido confirmada en una reciente reunión del Sistema Económico y Latinoamericano y del Caribe (SELA) (2010) donde a partir de la constatación de los rezagos en la implementación y desarrollo de estrategias TIC dentro de las políticas públicas en salud, se recomienda promover una agenda digital relacionada en salud entre los países de América Latina para la transferencia de experiencias y adquisición de tecnologías (10).
Tan sólo un indicador nos da la magnitud de la brecha digital que cada año se hace cada vez mayor. Los países del G7 (Japón, Alemania, Francia, Italia, Reino Unido, Canadá y Estados Unidos) invierten 20 veces más en TIC que los países de América Latina.
Este tipo de resultados debe llevarnos a una profunda reflexión en torno al acceso de la población en general a dichas tecnologías y al conocimiento que se puede obtener mediante su aplicación. La comunidad internacional, incluyendo gobiernos, organismos internacionales, instituciones académicas y de investigación, iniciativa privada de organizaciones no gubernamentales, no sólo deben reconocer su importancia, sino que se deben desarrollar estrategias globales, establecer iniciativas y proyectos concretos que ayuden a disminuir la brecha tecnológica existente entre el mundo desarrollado y el mundo en vías de desarrollo. Ese es el principal reto del siglo XXI (18).
Este tipo de resultados debe llevarnos a una profunda reflexión en torno al acceso de la población en general a dichas tecnologías y al conocimiento que se puede obtener mediante su aplicación. La comunidad internacional, incluyendo gobiernos, organismos internacionales, instituciones académicas y de investigación, iniciativa privada de organizaciones no gubernamentales, no sólo deben reconocer su importancia, sino que se deben desarrollar estrategias globales, establecer iniciativas y proyectos concretos que ayuden a disminuir la brecha tecnológica existente entre el mundo desarrollado y el mundo en vías de desarrollo. Ese es el principal reto del siglo XXI (18).
Esta visión es compartida por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), expresada por la Dra. Mirta Roses Periago en su discurso de inauguración como Directora de la OPS: “Este es y será el siglo de las redes, de la conectividad y la interdependencia, que nos permitirá superar las barreras del espacio y del tiempo y que abrirá posibilidades inimaginables a la humanidad. Si estimulamos a esas redes para que multipliquen exponencialmente el capital social disponible, que vinculen a las personas y a las instituciones en una gran malla de sostén e inclusión de todos los habitantes del continente, habremos dado un paso fundamental para que fluya el conocimiento y la experiencia en nuevas modalidades de intercambio de la cooperación técnica para el desarrollo humano sostenible” (Discurso de la Dra. Mirta Roses Periago en su Inauguración como Directora de la Organización Panamericana de la Salud, y Directora Regional para las Américas, 31 de enero de 2003).
Debemos lograr superar una serie de factores que afectan la adopción de TIC en beneficio de los servicios de salud en América Latina, entre las cuales se pueden señalar: la falta de voluntad política, carencia de estrategias nacionales y regionales claras por parte de los gobiernos, la ausencia de marcos legales y normativos, la resistencia al cambio, la lenta penetración de Internet con banda ancha, la falta de preparación para abordar los problemas tecnológicos complejos que involucran el uso de las TIC, el fracaso reiterado en progresar coherentemente en el diseño y aplicaciones de Telemedicina, la falta de financiamiento, la inexistencia de una infraestructura adecuada de telecomunicaciones, entre muchos otros.
Excepciones notables en nuestra región han sido Brasil y Chile, que junto a Canadá y los EEUU son los países que, como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB), ha hecho más inversiones en las TIC en América, aunque en valor absoluto per cápita, Chile ha invertido más que todos los otros países de América Latina (19).
Brasil tiene una probada experiencia en vincular con TIC a los equipos de salud familiar con especialistas de las universidades, quienes a través de videoconferencias, proveen diagnósticos y segundas opiniones, así como implementan programas de educación continua y permanente.
En Brasil sobresalen dos programas nacionales: la Red Universitaria de Telemedicina (RUTE) (www.rnp.br) y el Programa Nacional de Telesalud de Atención Primaria (Telesalud de Brasil, www.telessaudebrasil.org.br).
La RUTE ha conectado en red a más de 160 instituciones de salud entre los cuales se cuentan 38 hospitales universitarios y clínicos, 75 hospitales públicos clínicos certificados de salud, además de instituciones federales de salud y el departamento de salud indígena federal. RUTE ha implementado infraestructura comunicacional en hospitales en las 53 ciudades más grandes de Brasil, facilitando el establecimiento de centros de telesalud por medio de inversión en equipamiento, conectividad y preparación de ambientes de aprendizaje.
El Programa Nacional de Telesalud de Brasil fue estructurado en el año 2007 y se inició como un proyecto piloto en nueve estados, que tenía como objetivo crear 100 puntos de acceso en Unidades Básicas de Salud (UBS), así como en hospitales e instituciones de investigación, dotándolos de recursos de telemedicina para actividades asistenciales y formativas (20). Actualmente el programa está en proceso de expansión y se espera llevar a Telesalud a todos los estados del país.
Entre los países que han buscado incorporar programas nacionales de Salud-e y telemedicina se identifican los casos de Brasil, Colombia, México y Chile. Sin embargo, un factor que dificulta el seguimiento y evaluación de los programas de Salud-e en la región es que no existen registros sistemáticos del impacto de dichos programas, lo que incrementa el reto de pasar de proyectos a programas de política pública. Particularmente se dificulta el conocimiento del alcance y los servicios de conectividad en las unidades de atención médica, y es un indicador ausente de las estadísticas sectoriales (21).
Por los retos de salud que presenta la región se identifica como área de oportunidad la obtención y seguimiento oportunos de la información epidemiológica. Y de acuerdo a las experiencias de los países presentadas y recolectadas a la fecha se identifica que la mayor parte de los países de la región han implementado proyectos de Salud-e con alcances reducidos que no se encuentran alineados, ni integrados a las políticas de salud o a las estrategias de TIC nacionales (21).
Referencias Bibliográficas:
Fragmentos del Trabajo de Ascenso presentado ante la Ilustre Universidad Central de Venezuela por el Prof. Héctor Arrechedera Zamorano, para optar a la categoría de Profesor Titular, julio 2011
(10) Fernández A, Oviedo E. Tecnologías de la información y la comunicación en el sector salud: oportunidades y desafíos para reducir inequidades en América Latina y el Caribe. CEPAL 2010 [fecha de acceso julio 2011]. Serie Políticas Sociales N° 165. Chile. Publicación de las Naciones Unidas. URL disponible en: http://www.eclac.org/publicaciones/xml/3/40953/sps165-tics-salud.pdf
(18) Granados JE. Tecnologías de la información y comunicación (TIC): Un comparativo entre América Latina y el G-7. Contribuciones a la Economía. 2004 [fecha de acceso julio 2011]. URL disponible en: http://www.gestiopolis.com/recursos2/documentos/archivodocs/ager/TICG7AL.pdf
(19) Organización Panamericana de la Salud. e-Salud en Latinoamérica y el Caribe, Tendencias y Temas Emergentes. Oficina Sanitaria Panamericana y la Oficina Regional de la Organización Mundial de la Salud. Washington, DC: OPS; 2003.
(20) Dos Santos A. Estructuración del Sistema Único de Salud y el desarrollo de las acciones de telesalud en Brasil. Latin-Am J Telehealth, Belo Horizonte, 2009 [fecha de acceso Julio 2011]; 1 (1): 5 - 38. URL disponible en: http://www.medicina.ufmg.br/proyectobid/arquivos/Anexo_05.pdf
(21) Gertrudiz, N. Política, programas y proyectos de salud electrónica en México. Fernández, Andrés y Oviedo, Enrique (eds.), Salud electrónica en América Latina y el Caribe: avances y desafíos, Santiago de Chile, Comisión Económica para América Latina y el Caribe. 2010. [fecha de acceso Julio 2011]; URL disponible en: http://www.eclac.org/publicaciones/xml/5/41825/di-salud-electrinica-LAC.pdf
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