13 de abril de 2007 de este lado

Como ven en la foto, participé en la marcha del 13 de abril de 2007, cinco años después de aquellos fatídicos sucesos que viví no desde una Gerencia de Comunicaciones, sino desde una sala de redacción en pleno.

Recuerdo que en El Siglo hubo una noche (creo que 12) en que nos impidieron irnos a nuestras casas hasta bien avanzada la madrugada, porque había amenazas de que tomarían el periódico y si eso sucedía, querían que estuviésemos adentro, quién sabe si como testigos o como víctimas. En el otro extremo, una mamá preocupada porque no llegaba me decía que no importaba que me botaran, que renunciara y que al otro día no fuera a trabajar, obviamente hice caso omiso a eso, si bien no quería ser el suceso, me sentía parte de la noticia, del operativo especial, porque esa no era mi fuente, todo lo que yo escribía era bello y optimista, en el suplemento dominical.

Esos días mientras Caracas se caía a pedazos, en Maracay sólo se respiraba una tensa calma.

Recuerdo que si bien nunca he sido una chavista frenética (por eso, a quienes tienen la duda, jamás he saltado la talanquera de uno u otro lado), me daba rabia tener que mentir con respecto a que en la zona industrial todo estaba paralizado (el código de ética qué?); más bien en mi Ciudad Jardín fueron muy pocos los que se sumaron al paro convocado por la CTV y la Pdvsa de entonces y muchos los esquiroles que trabajaban a puertas cerradas.

Como anécdota recuerdo a Manpa, cuando el fotógrafo y yo nos acercamos a preguntar si estaban trabajando y el vigilante susurró, ¡sí, pero a puertas cerradas! Aunque no lo crean así mismo lo publiqué en el periódico y cuál fue la sorpresa, botaron al pobre trabajador, quien luego llegó al periódico a hacer la denuncia en una especie de “balcón del pueblo”.

En mis notas decía que el paro no se acataba y ¿qué sucedía en la redacción? Que como si se tratara de dos Venezuelas y siguiendo el ejemplo de los grandes estándares del país (Nacional e Universal) trataban de ocultar la verdad (como las fulanas pantallas divididas en dos) y mis informaciones no salían publicadas.

Mi sinceridad me valió quedarme en la sede, sin salir, pagando plantón, para hacer el chequeo o monitoreo de medios y hacer mini notas de cuanto mamarracho saliera dando declaraciones.

Hago flashback y no logro recordar todos los hechos, pero sí recuerdo que estábamos en casa, yo en el piso acostada viendo TV, cuando apareció Chávez con su cruz. Todos estábamos trasnochados, hasta mi abuela veía y aplaudíamos y nos reíamos, qué insólito que viviéramos esos episodios que de seguro ya aparecen en los libros de historia contemporánea, yo pensaba en el instante, aunque no lo crean: ¡le diré a mis hijos que yo lo viví, les contaría la verdadera historia y sería más fácil de digerir, no como cuando a mí me tocó estudiar los hechos históricos que no lograba memorizar porque no había alguien que me los pusiera amigables o me contara su versión real!

Y junto al regreso de Chávez, a sus emotivas palabras, a alegrarme porque yo conocía a Baduel, (el General de la Brigada Paracaidista que rescató al presidente), pensar que mi presi estuvo tan cerca de Maracay y no lo sabía, también se sumó otro motivo para recordar: mi papá volvió a la casa, pues desde el golpe, el 11 de abril, no lo habíamos visto más, ya íbamos a ir a los hospitales, pero aquel 13, regresó todo harapiento, sucio, cansado y llorando "¡Qué viva Chávez nojoda, qué arrecho todo lo que le hicieron!"

Mi papá adora a Chávez …él está convencido de que ¡No Volverán! Hasta ese día mi papá dejó de ser “chavista de TV” -porque no iba a marchas ni nada, su apoyo era ver televisión y estar enterado de todo-

Este trece, por lo tanto, fue de este lado, en otra ciudad y en una institución que me dio la oportunidad de hacer muchas cosas que quería. Ah y me veo gorda, pero es la ropa! no me critiquen...Las otras fotos, Yessi y Johan y Nella y Johan